martes, 26 de abril de 2011

Todas las sangres: Forastero

  Libertad  Literal

Mi historia comienza con una imagen algo fugaz de mi infancia, gateaba por una canchita mientras miraba a lo lejos a mi abuelito tejer una hamaca, solo observaba ese objetivo y me acercaba, es una de las primeras escenas que recuerdo.
Ahora soy joven, así dicen los libros y por supuesto sus autores, tengo 20 años de edad, tengo cuatro hermanos a los que quiero mucho y también los mejores padres del mundo.

Hasta hace no mucho mi vida no tenía sentido, buscaba desde muy temprana edad el motivo de mi existencia, siempre fui un poco introvertido (hasta hace poco), trataba de leer libros que excusaran mi comportamiento animal, mi comportamiento con mis hermanos malhumorado y mi comportamiento malcriado con mis padres, trataba siempre de justificar mi actitud irrespetuosa con los demás y como es de esperarse hubo muchos intelectuales que me apoyaban mediante versos resentidos que sus propia experiencia los habían llevado a escribirlos y que sus oportunas calificaciones los acreditaban, aunque sus libros fueran deplorables.
Mi vida se dirigía en círculo, podría quizás llamársele un “círculo vicioso”, con un poco de principios ocultistas la cuales mi padre me había heredado, encontrar una razón por el cual vivir era algo que para mí se había vuelto desesperanzador, pues si san Agustín decía que la verdad sobre la vida era algo tan grande que no podría caber en las manos de un ser humano pues que más podía decir yo si él era después de todo un “san” y yo simple y sencillamente era  “Michael” ENTONCES ME HABIA DECEPCIONADO LA VIDA, no se podía comprender la verdad sobre la vida, y mucho menos pues encontrar ¿de dónde vengo? (Quién pues se creería el viejo cuento de la evolución es algo tonto y supositorio), ¿quién soy? (Tampoco lo sabía) y ¿hacia dónde voy? Mucho menos. Fue allí cuando concluí que la vida es completamente absurda.
“Sí –(afirmaba)- la vida es absurda”, me decía una y otra vez hasta el cansancio, mataba en algunas conversaciones las ilusiones de muchos tal vez no intencionalmente sino por lo que había concluido al respecto, me había vuelto más amargo de lo acostumbrado, más rebelde y un poquito más ego centrista y con una pisca de anarquismo se fusionaban para hacer un muchacho “incomprendido” totalmente, pues nadie comprendía que pasaba en mi interior, posiblemente se gestaba una revolución de independencia loretana y de guerra contra el “centralismo”, tantas ideas que eran alimentadas por autores de libros que en ese entonces los consideraba mis mentores.
Andaba de aquí para allá y de allá para aquí, estaba al borde de la locura, decidí por fin de mi parte darle un motivo a la vida, me propuse darle yo mismo un sentido, saqué muchas teorías que por supuesto quedaron en el anonimato, teorías como por ejemplo que “la felicidad en la vida no es otra cosa que la realización de la persona al lograr su máximo objetivo”, y que “el propósito por el cual vivimos es para humanizarnos” , pasaban tantas cosas que mi cuarto parecía un loquerío mis paredes con carteles llenos de lemas y teorías que me propuse escribirlas para que al despertar pudiera verlas allí y tener un buen desayuno de mis huecas filosofías.
Mi vida se había vuelto vacía, me sentía muerto, fue allí cuando escribí lo siguiente “Cuando EL HOMBRE no tiene un motivo por el cual vivir, es allí cuando realmente está muerto” y efectivamente así era.
Buscaba simplemente satisfacer mis deseos del momento, ingerir alcohol, fumar, agarrar chibolas para mí era algo normal después de todo cuando morimos se acaba todo decía y por supuesto que es así. Por fin daba sus primeros frutos la educación humanista, por fin hacía efecto, mi registro mental decía lo siguiente “El hombre nace, crece, se reproduce y muere” sentenciado con conocimientos que yo solamente elegía aprenderlos, encarcelado en las limitaciones que me pusieron las personas que se suponen me enseñarían algo más que conocimientos inexactos, aproximados y suposiciones, eso es en realidad todo esos conocimientos, verdades relativas que cuando caen las cristalinas gotas del tiempo sobre sus rostro y quita su maquillaje, podemos ver en realidad su verdadera identidad, una mentira.
Fue allí cuando empecé a escribir lo triste que es la vida, lo incomprensible que es, así de esta forma me dirigía rumbo a la anarquía plena, esa que te finge sacar del mundo y colocarte en un mundo indiferente.
Toda persona elige seguir o no seguir doctrinas y conocimientos, toda persona decide lo que quiere aprender, señala sus metas y empieza a ponerse hitos en sus vidas, eso es algo natural en el ser humano.
El tomar decisiones lo aprendemos desde la más temprana edad, eso es algo que es natural; sin embargo debemos aprender a tomar decisiones que nos convenga, decisiones favorables para nuestra vida, eso sí es algo que se debe aprender.
Llegó el enamoramiento y trajo consigo un mundo muy bonito, un mundo llenos de flores y mariposas girando a mí alrededor, un mundo en el que soy amado y adorado, un espacio de vida en el que tienes un motivo por el cual vivir, una chispa de alegría se dejaba ver en mi rostro, mis ojos relucientes coreaban canciones que se hacían llamar románticas pero que en realidad solo hablaban decepciones, rupturas amorosas, sufrimiento, celos, pertenencia y sexo, cosas que en realidad para mí no formaban parte del contexto en el que me encontraba en ese entonces, no lo entendía y lo peor de todo eso era que no podía elegir que escuchar, ya que estas canciones eran las más comerciales, las más conocidas y bueno todo el día circulaban en la radio en forma repetitiva y ahora que puedo ver claramente las cosas me doy cuenta que si las canciones no hablarían de esto no habría un mercado musical tan grande como el que hay ahora.
Los frutos de las canciones y todo lo que escuchaba, también no se hicieron esperar pues terminé siendo celoso al límite, siendo decepcionado, terminó roto la relación y terminé sufriendo, fue allí cuando empecé a entender de que hablaban todas esas canciones, allí fue cuando comprendí; y sin embargo de forma muy “agradecido” seguía coreando mucho más conciente todas esas canciones .
Con mi corazón roto andaba por las calles, con mi mente totalmente confundido, con las ganas por el suelo. Me sentía más sólo que nunca, mi vida giraba y giraba no me di cuenta que el tiempo pasaba y cada vez más todo era más confuso, cuando más aprendía de la vida más lo desconocía, cuando más se suponía que me acercaba a la verdad sentía en mi interior que más me alejaba, “todo es absurdo” decía con desesperación y tristeza. Para mí era agobiante, porque para mí la juventud es un etapa en el que uno debe invertir su tiempo construyendo su futuro y yo necesitaba empezar a construir en ese entonces; pero no quería invertir en algo que no valga la pena, en algo que siga la corriente, en algo que no marque diferencia, en algo efímero, en seguir las lecciones que la vida me habría dado hasta en ese entonces. Sentía en mi interior que hay algo más de lo que hasta entonces conocía, decía mi corazón “hay algo más”.
Hasta allí no entendía nada, la inercia aptitudinal me llevó, la corriente humanista corría fuertemente sobre mis venas, con todo esto también comencé a escribir de manera un poco como se llamaría un poco poética y uno de las palabras que más recuerdo es lo que todo el que termina como yo escribe, “Amar es sufrir”.
En ese tiempo recién empecé a fijarme en lo podrido que estaba el sistema, manipulados durante siglos como diría nuestro himno nacional, siglos de horror, como también podemos denominarlos CICLOS DE HORROR, vivimos engañados por lo que dice la tele o por lo que dicen en la radio, es decir por los medios masivos de comunicación, empezamos a vivir tiempos ilusorios, en el que la libertad es una palabra que en nuestro corazón cada vez más retumba con fuerza.
“La primera representación escrita del concepto "libertad" se cree que es la palabra cuneiforme sumeria Ama-gi. Se cree que es la primera instancia de los seres humanos utilizando la escritura para representar a la idea de "libertad". Traducido literalmente, significa "volver a la madre". (Según fuente wikipedia).
Libertad, hablamos de libertad en diversos ambientes, como el colegio, la universidad, el trabajo, el hogar y hasta con nuestros vecinos, creemos saber tanto sobre libertad cuando en realidad conocemos muy poco lo que esta palabra trata de representar.
La libertad comprende decidir lo que más nos convenga y realizar la acción que queremos sin ningún impedimento, también significa independencia, quitarnos todo yugo, sacudirnos de las cosas que nos impiden realizar algo, romper todas las cadenas de esclavitud.
Cuando muchas veces hablamos de esclavitud, nuestra mente al toque corre hacia una de las celdas de nuestro recuerdo cuando estábamos en la escuela y nos enseñaban historia, imaginamos hombres con cadenas en las manos y en los pies, con látigos en la espalda buscando sobrevivir, eso es lo primero que se nos ocurre en nuestra cabeza. Como tenemos una maravillosa masa cerebral pensamos que como esas prácticas del esclavismo ya no existen se nos ocurre pensar que somos libres, que “al fin se terminó” cuando en realidad si se lava y se limpia nuestros ojos nos podremos dar cuenta que en realidad seguimos siendo esclavos.
Sí amigos, andamos como gallo que se enseñorea cuando ve gallinas, con la frente alta y sacando el pecho, decimos una y otra vez que somos libres, cuando en realidad no lo somos y nuestra boca confiesa lo que nuestro corazón anhela, la libertad.
La libertad no es algo material, es algo abstracto muy importante, no está limitada a un medio físico, que nuestros sentidos humanos puedan percibir, nunca está encerrada en una celda penitenciaria. El hombre es reo desde su nacimiento, por naturaleza (herencia genética histórica).
Creemos ser libres y andamos por el mundo pregonando felicidad cuando nuestro interior se está muriendo  y el tiempo se nos va terminando, y nunca pudimos ser libres del alcoholismo, de las drogas, del deseo incontrolado por tener sexo, de la masturbación, del robo, del homicidio, del trabajo, etc.
Llegamos a nuestra etapa de la vejez y de pronto sacamos un análisis y nos damos cuenta que en nuestro pasado no hay nada digno que recordar y que el tiempo se nos pasó y no hicimos algo que produzca vida, nos desesperamos y ya solo nos conformamos con lo poco que pudimos comprender en nuestra corta trayectoria de viaje de nuestro tren misterioso, “la vida”. La vida encierra misterios que pocos ahora pero que muchos conocerán.
Hablar de libertad implica estar conscientes de nuestra realidad, existe una necesidad en la humanidad cada vez más grande por conocer nuestros orígenes, nuestra verdadera identidad e historia, y nuestro propósito, es una necesidad que recordamos cada vez que ocurren tragedias devastadoras que nos hacen reflexionar.
Cuando las cosas en el trabajo y la familia nos va bien sufrimos un adormecimiento espiritual que hace que vivamos por inercia y cuando empezamos a recibir lecciones duras empezamos a valorar más la vida, ahora últimamente cuando vemos el reportaje sobre el terremoto y el tsunami en Japón, corre por nuestra piel una brisa de estremecedora de tristeza y a la vez de impotencia ante la fuerza de los fenómenos naturales que no podemos enfrentar, ahí es cuando nos damos cuenta que no somos inmortales, que sangramos, que lloramos y sentimos dolor y que por lo menos merecemos una gripe cada cierto tiempo para que nos recuerde que no somos más que sombras en esta vida intrigante, nos damos cuenta que solo somos simples forasteros en mundo que creemos conocer.
Hacia donde avanza la humanidad, hacia donde nos están dirigiendo nuestros gobernantes, hacia qué futuro nos proyectamos, es deprimente cuando hablamos de materia ambiental, es una agonía cuando ya se nos acaba el espacio de poder respirar, habla constantemente el Presidente que el “Perú Avanza”, y yo me preguntó ¿hacia dónde avanzamos? Tal vez avanzamos hacia un futuro país europeo, a mi eso sinceramente no me parece un anhelo, un país europeo no cuenta con los recursos que nosotros contamos, con nuestra costa, sierra y selva, nuestros recursos hidrológicos, tal vez aun no hemos alcanzado el nivel de cultura para poder administrar bien lo que Dios nos ha dado. Debemos equilibrar la tecnología con nuestras necesidades antes que perdamos lo que menos valoramos pero que da vida, nuestros bosques.
Hablar de Libertad implica pensar en todo estos temas, en felicidad, en anhelos, en identidad y en el amor.   

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