PROMESAS AMARGAS
( EPILOGO)
“El silencio de la noche canta melodías infernales y la oscuridad del
camino es como la vida misma, impredecible y tétrica.”
Su alma fortalecida por las dificultades y pruebas que con valor y
satisfacción logró vencer en el corto y largo; triste y alegre; emocionante y
aburrido; predecible e incierto camino de la vida, descansa con alegría en la inmensidad
del campo alumbrado por cada pincelada brillante de las estrellas que hacen que
esa noche sea aun más gloriosa.
Su cuerpo lleno de cicatrices describe el coraje, la fuerza y la destreza que aquel vetusto amigo aun conserva. Sus ojos
inspiran convicción, su frente un IDEAL, sus labios inspiran amor y sus manos
valor. Recostado sobre el césped silvestre reposa en un clima perfecto, sin
frío ni calor tampoco templado, simplemente perfecto. SU cabello es canoso,
pero aun le queda algo de negro azabache y representa la sabiduría que los
grandes héroes solo poseen. En su corazón se escucha el palpitar de los
tambores de guerras pasadas y un suspiro largo y profundo sentencia su lucha
final contra la muerte.
Su espíritu vigoroso aun anhela la vida como la muerte, se conforta en los
versos melódicos de cantos románticos que en su juventud coreaba, no teme al desaliento
de sus hombres más allegados ni a la fortaleza y amenaza de sus más viles enemigos,
el liderazgo que va delante de su vida, sacia
a todos los que en combate a su lado luchó.
Callado e intrigado observo la escena en cámara lenta.
La historia le fue indiferente, ni siquiera un artículo sobre su vida se ha
impreso y nadie ha escrito en el internet de alguna hazaña suya alcanzada en
las aventuras fantásticas que le tocó vivir.
Nunca le importó, sobre cuan mal o bien puedan hablar de él, sordo a las
adulaciones y las críticas. Sencillamente se podría resumir su actitud con que vivió
la vida como él lo sentía, eso nosotros lo llamamos sinceridad.
El tiempo se congeló, ya no escucha, no ve, ni percibe la maravilla que le
rodea, su mirada divaga en la nada y sus extremidades del cuerpo inmovilizados
permanecen reposados y claramente sobre estas se deslizan suavemente un cálido
líquido de color rojo escarlata.
¿Qué hace que un hombre dé todo por su semejante?
La miserable vida que en
sus últimos años vivió nuestro protagonista nos insta a creer que no vale la
pena amar tanto.
Sinceramente la vida es corta, abrimos y cerramos los ojos y nos sorprende
el tiempo que pasa factura con un alto interés porcentual. ¿Qué hubiera sido
del viejito escritor si en su ultima lucha se hubiera rendido?, tal ves nunca hubiera llegado a su
destino final…La Libertad.
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